lunes, 15 de marzo de 2010

Ni Tregua Ni Descanso

Desde hoy vamos a recibir de vez en cuando la visita de Teodoro Valentin en nuestras páginas. Algunos ya conoceréis la agudeza de su palabra y lo fino que hilan sus textos, otros le descubriréis por primera vez, pero sin duda alguna nadie ha de quedar indiferente ante la tremenda realidad con la que nos alcanza.


No en pocas ocasiones me han sacado a debate a modo y en tono diplomático, como quienes no quieren o no saben, como quienes tiran las primeras piedras y esconden las manos desde las trincheras bien acomodados en sus posaderas: Mal remedio esta poción y ungüento en mezclar literatura con astucias y entramados de otros temas que aquí no tocan “por designarles de alguna manera” para sanar las heridas.


Que no nos confundan, que no, que no es eso. Desde aquí no se pretende abrir ni tampoco sanar heridas de tal calado. La censura para quien la busque y acoja, nosotros desde aquí la desterramos y no la damos ni tregua ni descanso.


Teodoro Valentin es un libre pensador, y además valiente y de pulso firme, así que con el también voy hasta donde haga falta.


Que no, que no nos confundan, una cosa es astucia y entramado y otra muy distinta literatura y dentro de esta la critica escrita dirigida hacia cualquier estamento social como medio para orientar y educar en nuestra sociedad.


Iñaki Rd.
Plataforma de autores noveles.


Os dejamos con Teodoro Valentin en Optica Literaria.
http://www.opticaliteraria.com.ar/

Adelante. Pasen y acomódense.

Enroque Gubernamental
Por Teodoro Valentin

Sostenerse en el juego implica subsistir, pero dejar el tablero es perder no sólo la partida sino... la Jubilación Privilegiada!

Permutar piezas funcionales de la estructura del gobierno no implica cambios en las políticas de conducción, sólo contiene la continuación de la existencia con protecciones diferentes.

Un enroque define una forma de defensa, donde se resguarda al regente de manera más limitada y se lo acerca al rincón más alejado del campo de juego.

El gobernismo -deporte practicado por la casta política- requiere de mucha habilidad para triunfar, considerando que el éxito se obtiene con el sólo hecho de sostenerse en el tiempo constitucional... nada más!

Cuando las elecciones parlamentarias vociferaron un cambio de rumbo, o un retiro condicionado de los estructurados hasta el hoy, al autismo presidencial reconsideró tomar actitudes estériles para socavar a la oposición, demostrando que los cambios a realizar son temperamentales y afectivos.

Tomar funcionarios de un área y reubicarlos en otro implica una irrespetuosidad a la capacidad humana, ya que la multifuncionalidad de los allegados al calor presidencial gozan del horizonte de la idoneidad sin límite de continuidad.

Al cobijar en el silencio la realidad de la diferencia entre la voluntad de quienes abonan los salarios paquidermos de los que disfrutan de sus beneficios, se ejecuta un estruendo implícito en el ejercicio del poder, asumiendo como tal que sólo toma cuerpo el deseo anhelante del presidente de turno.

Sumando al sonido el coqueteo estatal dentro del ámbito de las fuerzas armadas en el mismo día de aceptación de las “renuncias voluntarias”, se incrementa la imagen de poder, infundiendo temor dentro de la imaginación temeraria de quienes relacionan la evacuación de un gobierno extranjero volcándolo en otro territorio, ventilando un mensaje amenazador para vencer un desasosiego intrínseco.

Intercambiar ánimos personales no conduce a nada... sólo maquilla una tremenda inanición recaudatoria que sospecha que no progresará, ya que la realidad de una pandemia producida por un virus de tamaño mucho más pequeño que las extensiones presidenciales, paralizará en breves días toda una economía sin estructuras organizadas.


Esta situación a venir no tendría necesidad de ser, ya que tratando los temas urgentes en los momentos correspondientes, y unificando las fuerzas para combatir sus efectos previstos, el control de la situación se haría presente -más no sea estadísticamente-, pero apagando los ojos ante la inminencia de la realidad sólo aferra el mover de las olas, declarando de manera tácita que quién no asume la voluntad presidencial como propia, inescrupulosamente está fuera del juego.

Se elimina por éste medio todo tipo de pensamiento y la reflexión, sólo actúa el instinto de conservación, el cual siempre protege para suplantar al miedo de la pérdida -sea cual fuere-, dilatando las circunstancias hasta la próxima entrega de la nación en manos de capitales internacionales... fuente de posible ingresos que sustentarán al placer palaciego.

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