miércoles, 18 de agosto de 2010

Replica abierta a la Respuesta de Iñaki.

Compañero Iñaki, en la soledad acompañada en la que vivo no me queda más que agradecerte que estés ahí de vez en cuando, en la lejanía tan cercana, como aquéllos ángeles que antaño traían sorprendentes mensajes para pronto desaparecer hacia el allá, en algún espacio del universo que incluye el insondable interior de uno mismo.

Como dices, este lugar no es para hacer la ola a nadie, y no soportaría que se hiciera conmigo, pues llevo años desterrando toda necesidad de autocomplacencia, aunque a veces creo que llegué demasiado lejos, y de esto mis sufrimientos. Los que por otro lado, no parten hacia el teclado por el cual escribo, motivados o dirigidos principalmente por la autocompasión. Y sin atreverme a juzgar estar o no libre de esta o otras muchas cosas, mis motivos los percibo siendo participantes más de otra palabra; Cansancio. Pero difícil sería explicar en pocas palabras el tipo de cansancio mencionado, y más difícil de justificar por mi parte y para el entendimiento ajeno lo que éste significaría, cuando como bien describes, exteriormente todo en mí felicidad sería para millones de personas del día a día; mis tormentos son propiciados por la cercanía un alma que a más la percibo, más vacía deja mi vida mundana, y se presenta la batalla y el conflicto en los dos campos, presentándose resistencias, tensiones y detonantes exteriores que pinchan globos y desbordan represas soportadas por fuerzas que a veces se disipan, por el Cansancio… Para en la hecatombe interna desear huir del dolor producido, y de ahí mi referencia al dinero, que no es por él en su significado común y apreciado, sino por la libertad que aporta; que no por él en la avaricia engendradora del temer perderlo luego, sino por los senderos que para escapar del sufrimiento tendría. Porque las sociedades actuales tristemente se construyeron en base a él, procurando cerrar todos los caminos de libertad para los seres humanos que no lo posean en grandes cantidades, y de ahí que la mayoría del mundo sigamos siendo esclavos a nuestros niveles correspondiente y sin saberlo… Por esto la mención al dinero, para poder escapar, aunque sólo sea para descansar una temporada, pues de seguro tendría que regresar; no hacer nada se convertiría en otra presa que tarde o temprano reventaría, y reconozco que aunque tuviese para huir el mundo entero y el dinero para recorrerlo, de huir también me aburriría, y decepcionaría, pues no persigo existir entre lujos y comodidades, pues descubrí que lo que me hace falta es un mundo con una libertad para todos que no existe, y así, allá donde fuere la encontraría en todos y con todos… Y aunque comprendo no sean muchos los que me comprendan porque no todos comprendemos lo mismo, el llevar años rodeados de quienes no me comprenden, sin juzgar la calidad de las comprensiones (pero que por minoría siempre pierdo), es que padezca la soledad del “loco”, del incomprendido que también decidió callar durante mucho tiempo, primero por temor, y luego para no ofender cuando otros no pudieran comprender y recibir lo que se está dando; pues muchos confunden dar lo que uno sabe o comprende con actos de vanidad o prepotencia cuando ellos no lo tuvieron primero, cuando en realidad se trata de actos de humildad que este mundo necesita para evolucionar…
Querido Iñaki, las personalidades chocan con lo diferente, y de ahí mi cansancio, mi sufrimiento, y mi continuada soledad que se profundiza a medida que avanzo. Porque a los ojos de muchos creen que poco hago aún cuando me esforcé en hacerme menos necesitados que ellos. O creen que no sufro porque procurando no compartir mis sufrimientos y teniendo a la vista algo más que ellos, piensan que todo en mí deben ser motivos de felicidad: Porque no ven mi corazón, ni mi cansancio, ni mi sufrimiento, ni mi soledad.
Y comparto contigo y con quienes por aquí nos visitan estas interioridades, no solicitando conmiseración para mí o algo por el estilo. Tantas veces me caí para tener que levantarme solo, que dejé de esperar manos que puedan ayudarme para incluso descubrir cuando las hubo, que si bien me aliviarían, no muchas servirían para ayudarme en mis profundidades, y así aprendí a levantarme por mí mismo siempre…
Si comparto estas cosas es porque aparte de superar el miedo a compartirlas (que no es poco cuando nos educan en la construcción de muros para no mostrar nuestras debilidades, para no ser dañados; PARA NO SER), en el proceso de autoconocimiento donde me introduje, antes que otras muchas cosas, de ayuda y alivio sirve saber que otros ya pasaron o pasan por lo mismo que uno, pues así se reafirma que la soledad que se sufre no es tan fuerte y real como parece…
Esto que os entrego es parte de lo que no explican en las escuelas y universidades más prestigiosas del mundo, porque habla de la evolución del Ser que todos somos, y en la cual todos estamos.
En cuanto a que yo elegí donde quiero estar, querido Iñaki, metafísicamente seguramente tengas toda la razón, pero desde mi punto de visión terrenal, mi vida la siento más como un conglomerado de circunstancias ajenas a mi voluntad que me empujan y empujaron forzándome a tomar determinados caminos, no porque quise a ellos llegar, sino porque los vi como única salida a las fuerzas que me aprisionaban…Y por eso que aquella libertad que sentí cuando llegué a Nicaragua hace 5 años al desprenderme de muchas cosas materiales y horarios laborales que hacían entregar gran parte de mi vida hacia lo absurdo; y luego al desprenderme por otros muchos conflictos, de no todas, pero sí de numerosas programaciones mentales que traje importadas desde la península ibérica, ésta "felicidad" o "libertad", porque ambas van unidas en sus conceptos elevados inevitablemente, evolucionó hasta sentir mi vida como otra prisión, esta vez de otro tipo, con un gran jardín y sin horarios ni hipotecas… ¿Cuál prisión entonces?... Si no evolucionamos o avanzamos en algún sentido, tendemos a la monotonía, nos adaptamos a la “felicidad” adquirida, y esto se vuelve insufrible cuando se comprende la existencia de libertades más elevadas; aquellas que ni podía imaginarme en mi primera “prisión”, sumido en la cotidianidad de la vida media en España…
Iñaki. Me encuentro atrapado en un proceso parecido a escalar una montaña que creímos la más alta del mundo, para una vez llegado a lo más alto de ella poder luego descubrir que hay otras más altas después, y no sólo esto, sino que para llegar a ellas también deberemos descender… ¿Comprendes mejor mi clase de sufrimiento?... Y es curioso, una vez te atrapa el camino evolutivo hacia la libertad y el ser feliz, detenerse significa la muerte (y no me refiero a la física)… Haber nacido conformista quizá me hubiera ahorrado infinidad de conflictos del tipo que padezco, pero sólo los hubiera sustituido por otros “más comunes”… Así, el buscar programarme hacia el conformismo haciendo caso a esos mensajes “espirituales” antievolutivos que dicen; “hay que ser feliz con lo que se tiene”…, dejó de ser una opción, pues tantas veces quise llegar a ello para poder dejar de luchar contra mí y mi alrededor, que de nada sirvió; sólo para tener de nuevo que dejar todo atrás y avanzar, para aún con mi cansancio levantarme y de nuevo volver a gritar: HASTA LA MUERTE… NI UN PASO ATRÁS…

P.D. No te preocupes Iñaki, que tengas buenas vacaciones, estoy en valoración y reparación de daños, se me han acumulado varios frentes de batalla; estoy en un salto cuántico personal donde se están reestructurando algunas bases conceptuales de mi personalidad, de ahí los conflictos… Ya mismo vuelvo a la carga… AL ATAQUEERRRRRRRRR…. SI PUEDORRRR, SI PUEDORRRRR... SI PODEMOS, SI PODEMOS…
Si tardé algo en responder es que hemos estado aquí dos días sin electricidad y hasta ahora no pude conextarme.

Un abrazo también para tí, Iñaki.
Isaac Fernández de la Villa.

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