Hoy los autores os podéis vestir nuevamente de gala para acudir a un nuevo certamen “Un cuento en mi blog” impulsado y patrocinado por Zona Literatura. Un espacio web realmente impresionante con un diseño de portada limpio y sencillo que nos asalta nítido sobre un escenario donde a simple vista podremos encontrar un contenido capaz de provocar envidias y rencores.
Y Por si quieres descubrir otra forma de entender la literatura déjate seducir en
http://zonaliteratura.com.ar/
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Nota informativa: Hay que tener en cuenta ciertos requisitos que son importantes, y por destacar el que más: se ha de ser administrador de un blog o de alguna plataforma y demás….
Debéis consultar atentamente las bases antes de adentraros en esta nueva forma de promocionar y divulgar las letras.
http://zonaliteratura.com.ar/?page_id=895
Pero ojo al dato, no creáis que lo tendréis tan fácil porque a fecha de hoy se exhibe un cartel de autores que no son cualquier cosa.
Aquí os dejamos un vivo ejemplo con uno de los relatos de uno de los autores participantes del concurso Un cuento en mi blog.
Y como no podría ser de otra manera, volvéis a ejercer de críticos y por lo tanto os toca entregar un veredicto como jurado, pero que aquí no hay acusaciones ni acusados jajaja digamos que sois vosotros quienes eleváis la cultura con vuestros votos.
Adelante. Pasad y acomodaos.
Os dejamos con un cuento de Silvana Rimbau
La Silenciosa Venganza
La grave y pausada voz de Daniel –maestro de ceremonias de la congregación “La Única Verdad”- reverberó en el recinto. Sobre el escenario sus brazos se movían con vigor, al ritmo de cada pensamiento que aclaraba en su mente; hilando cada frase para que al salir de su boca surtiera el efecto deseado: conmoción y devoción. Él era un farsante como muchos, pero aún se aferraba a la imperiosa necesidad de vanagloria y fanatismo que su lastimero ego le exigía… y no pensaba claudicar hasta que la realidad, los insultos en la calle y las sillas vacías frente a su escenario se lo indicaran. Y cuando eso sucediera, haría las valijas y se instalaría en la próxima ciudad; así lo había hecho siempre y así continuaría hasta el fin de su vida.
Al llegar al final del discurso, sus labios finos enfatizaron las últimas palabras hasta convertirlas en una explosión de sabiduría.
-Somos materia y energía, carne y espíritu, racionalidad e irracionalidad… estamos dentro y fuera, somos contenedores de vida y contenidos por ella. Somos todo!.
Bajo las pesadas luces y sentadas en incómodas sillas de plástico, treinta personas –de labios apretados, rostro tenso y cuerpo contraído- asintieron en silencio con un casi imperceptible movimiento de cabeza. Todos aceptaban la palabra del aquel delgado personaje de ojos oscuros, que hacía un año atrás había arribado a la ciudad y comprado el corazón y fidelidad unas pocas almas con exageradas prédicas de espiritualismo. Daniel cerró los ojos y pensó que en los últimos meses, muchos de sus pupilos habían abandonado las reuniones, y los que continuaban asistiendo ya no clamaban con tanto vigor sus discursos.
La ceremonia había llegado a su fin y viendo que ninguno de los presentes se movía del lugar –y ya demasiado cansado luego de hablar durante dos horas- concluyó:
-Muy bien amigos de la verdad, es todo por hoy. Les dejo un último pensamiento para valorar en la privacidad de sus hogares: cuando escuchen el verdadero sonido del silencio, conocerán la verdad”. Buenas noches y hasta la semana entrante!.
Dicho esto, se inclinó en una reverencia hacia su público y se retiró rápidamente hacia su “oficina”. Luego de los aplausos todos los presentes se pusieron de pie lentamente, se saludaron con cariño y abandonaron el lugar.
Margarita permaneció sentada en su lugar con las manos entrelazadas sobre su regazo y la cabeza gacha, escuchando los últimos ecos de pasos y murmullos salientes. Cuando las puertas se cerraron se puso de pie y avanzó hacia el escenario. Su pesado cuerpo y su ya avanzada edad no le permitían moverse con rapidez, pero debía alcanzar a Daniel antes de que se marchara, puesto que necesitaba hablarle con suma urgencia. No le costó demasiado encontrar el corredor que desembocaba en la oficina. Ella conocía muy bien ese edificio, porque había pertenecido a su difunto esposo, quien dos meses antes de morir lo había rentado; y ahora, luego de la ejecución del testamento ella era la propietaria.
El corredor se le antojó demasiado oscuro y angosto y por un momento temió que Daniel se hubiera retirado ya. Llegó a la puerta y conteniendo la angustia que apretaba su pecho, golpeó con suavidad. Unos instantes mas tarde “su guía espiritual” abrió la puerta y con un dejo de impaciencia en su rostro, le preguntó que necesitaba.
-Daniel, siento molestarlo, pero necesito hablar con usted… es importante…
-No se preocupe Margarita, estoy aquí para ayudar. Pase y tome asiento.
La oficina, aunque pequeña y con poco mobiliario, era por demás acogedora. Las paredes color canela le daban la calidez apropiada para “iluminar” a alguien que debía encaminar a sus pupilos hacia la verdad y la auto-superación espiritual. Margarita tomó asiento y esperó que Daniel hiciera lo mismo.
-Margarita, dime en que puedo ayudarte.
Margarita cerró los ojos por un segundo, el tiempo necesario para ordenar sus ideas.
-Bien… realmente me apena mucho todo esto y no sé como expresarlo…
Daniel la miró fijamente y le tomó las manos en un claro gesto de cariño. Margarita respiró hondo y vio en los oscuros ojos de Daniel, una extraña profundidad, como si el abismo residiera allí; una abismo expectante y cálido, plagado de brazos en los cuales reposar eternamente. Sin embargo, en lugar de contraerse y asustarse, dejó salir junto con su voz, el alma entera.
-Usted sabe muy bien que desde que llegó a esta ciudad, he encontrado por fin el camino hacia una vida mejor, más enfocada y libre de pesares…
-Si, Margarita, lo sé… y me alegra saber que he podido ser de utilidad.
-Bien… el punto es que desde que mi esposo falleció, me han estado pasando cosas muy extrañas, cosas que a nadie he contado.
Daniel contuvo la respiración, ya que temía que estando muy cerca de la finalización del contrato de renta, la mujer quisiera recuperar el control de la propiedad.
-Margarita, no logro comprenderla… si pudiera explicarse mejor…
-Si… eso es lo justo. Cada noche, cuando estoy quedándome dormida comienzo a escuchar voces, murmullos. Sé como suena esto, pero no estoy loca y no son parte de ningún sueño… como le dije antes, siento que sus reuniones y “sermones” me han hecho dejar atrás los dolores y pesares de toda una vida… pero esto es diferente. He asimilado la partida de mi esposo con mucha entereza, ya que luego de verlo sufrir por dos años una enfermedad terminal, no podía ser egoísta y pretender que continuara en esas condiciones a mi lado. El día que falleció derramé todas las lágrimas que me quedaban, pero la paz se instaló en mi conciencia. Eso era lo mejor…
Daniel sintió que el abismo se abría bajo sus pies y las sombras arañaban sus piernas, rasgando la carne y derramando la sangre para alimentar a las bestias anidadas en la oscuridad. Cuando habló notó que su voz temblaba.
-Jamás osaría pensar que ha perdido la razón. Usted conoce muy bien mis conceptos sobre la vida más allá de la vida… pero, continúe, cuénteme más.
-… las voces… bueno, todas hablan al mismo tiempo, pero en diferentes tonos y jamás puedo comprender muy bien lo que dicen, sólo algunas palabras sueltas; y son hombres, mujeres, niños… y… hay otra voz, grave y áspera a la vez que cuando habla, las demás se pierden… como si bajaran el volumen, rindiéndole honor… esa voz siempre me dice lo mismo: “cuando escuches el verdadero sonido del silencio, conocerás la verdad”. Puede creerlo?. Exactamente lo mismo que usted dijo esta noche!.
-… Margarita, muchas veces me explayé en relación a este tema. Mire, cuando entramos en el umbral que separa el mundo consciente del onírico, nos encontramos en una especie de brecha en la cual podemos conectarnos con personas que han pasado al otro mundo. La voz grave que le dice lo que yo acabo de decir esta noche, seguramente es su “padre astral”, poniéndose en contacto directo con usted y guiándola como yo lo estoy haciendo desde que nos conocemos… No es nada malo y…
-Si, si… lo sé. Lo que sucede es que no creo que sea mi “padre astral”. No. Verá, durante toda la reunión de esta noche, no pude escuchar ni una sola palabra de lo que usted dijo… solo la frase final.
Daniel se echó hacia atrás y abrió los ojos desmesuradamente y sus finos labios dibujaron un deformado rictus de estupefacción e incredulidad. Y aunque era conciente de la farsa de su congregación, muy adentro se sintió ofendido y soltó las manos de Margarita… esas tibias manos que hasta ese momento contenía entre las suyas para transmitir confianza.
-Cómo?!!!.
-Por favor, Daniel no me malinterprete… no es lo que cree. Por primera vez desde que esto comenzó, pude escuchar a las voces aquí. Cuando usted apareció en el escenario, las voces comenzaron a hablarme todas juntas como siempre. Sólo que esta vez parecían enfadadas, llenas de ira y desesperación… como si quisieran darme a entender algo. Pero no podía, el murmullo era ensordecedor, macabro… mentalmente, les decía que no podía comprender lo que necesitaban hacerme saber; que así era imposible para mi. Entonces algo maravilloso sucedió. Las pude ver.
-Eh?… Qué…?. Qué pudo ver?. Margarita, qué vio?!!!.
-Vi a todas las personas que me han estado hablando todo este tiempo; cientos de personas… en el escenario junto a usted, rodeándolo, mirándolo, tocándolo. Y justo cuando creí que ellos estaban allí, testimoniando las grandes verdades que usted predica, reparé en sus rostros; rostros de dolor, venganza, odio, desazón, soledad y desolación… y allí, en esa marea de cuerpos inexistentes, mi esposo apareció y descubrí que la voz grave y áspera era la suya. Y en ese momento lo comprendí; mi esposo desde la muerte, me hizo comprender que usted ha hecho mucho daño a las personas, las ha embaucado a costa de los pesares, del dolor y la soledad… ellos son el verdadero sonido del silencio. y usted, Daniel, debe pagar!. Ellos vienen por usted!.
En ese momento, un murmullo ensordecedor los envolvió y desde los rincones más alejados de la habitación emergió la oscuridad. Margarita suspiró complacida, se puso de pie y abandonó la habitación, dejando a Daniel, el “guía espiritual” de la congregación tieso, pálido y a la espera de su condena.
ESTE CUENTO PARTICIPA DEL CONCURSO “UN CUENTO EN MI BLOG”. Si te gusta, vota “pulgar arriba”; si no, puedes no votar o hacerlo “pulgar abajo” (si es que realmente te desagrada). Recuerda que tu voto es válido sólo si lo haces por alguna de esas dos alternativas, no considerándose a los fines del concurso las calificaciones con estrellas (con las que puedes calificar también, si te parece, así como comentar). Recuerda también que puedes votar este cuento una sola vez, pero que puedes votar en la cantidad de cuentos que quieras. Estás invitad@ a seguir leyendo los textos participantes en el concurso desde el botón derecho del menú superior. Gracias!
ZonaLiteratura.com.ar convoca a su primer concurso de cuentos para usuari@s de blogs, denominado “Un cuento en mi blog”
Fuente de donde se ha recogido la siguiente información “Zona literatura” http://zonaliteratura.com.ar/
Muchísimas gracias!!!.
ResponderEliminarDe verdad, me emociona mucho ver y sentir el apoyo que me brindan.
Un abrazo,
Silvana Rimabau
Hola, Silvana.
ResponderEliminarTu bien lo vales.
Un besazo.